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viernes, 19 de septiembre de 2014

Toxicidad ambiental en los alimentos

Hola a todos/as, normalmente suelo escribir recetas e información de los alimentos desde un punto de vista dinámico e intentando hacerlo agradable a la vista, al paladar y al oído, pero hoy me voy a atrever a dar información sobre los tóxicos presentes en los alimentos (los más peligrosos), haciéndome eco de un apartado publicado en el libro "Hay una cura para la diabetes" escrito por el Doctor Gabriel Cousens del que al final de este post pondré biografía alternativa para aquellos que estén interesados en conocer la procedencia de los datos y la información. :)

Este post no tiene otro fín que no sea el de informar sobre aquello que no se nos suele decir en la televisión ni los medios de comunicación habituales y convencionales sin juicios ni prejuicios sobre lo que se expone.... Cada uno tiene que sacar sus propias conclusiones...

Cito literalmente... (pág 75 del libro)

"Los animales concentran los alimentos vegetales para formar sus tejidos. Y si hay toxicidad en el aire, en el agua o en los alimentos de su entorno, como productos químicos, pesticidas, herbicidas, larvicidas, fungicidas, detergentes, blanqueadores, disolventes, estas toxinas se acumulan en el animal. Los productos lácteos contienen aproximadamente cinco veces y media tantos pesticidas como las frutas y las verduras comerciales, así como al menos quince veces más partículas radioactivas. Y los alimentos de origen animal, como la carne roja, el pescado y el pollo, que ocupan el lugar más alto en la cadena alimenticia, contienen quince veces más residuos de pesticidas que las frutas y verduras comerciales y hasta treinta veces más partículas radioactivas como I-131 (y otras, como las que se liberaron en Fukushima), así como uranio empobrecido (que puede hallarse en las armas utilizadas por al menos diecisiete naciones).

Desde un punto de vista práctico, comer pescado es potencialmente peligroso debido a la contaminación extendida y creciente de las aguas mundiales, así como la reciente contaminación radioactiva que la explosión de la planta de Fukushima provocó en las aguas oceánicas (directamente) y en el agua dulce (indirectamente a través del aire). Los mayores contaminantes del agua son los PCB (policlorobifenilos) y el mercurio. Los PCB junto con la dioxina, el DDT y la dieldrina, son algunos de los químicos más tóxicos del planeta. De acuerdo con John Culhane, en su artículo publicado en 1980, «PCB: los venenos que no se irán», tan solo unas cuantas partes por cada mil millones de estas sustancias pueden causar cáncer y malformaciones congénitas en animales de laboratorio. (1)
El décimo Consejo Anual  sobre la Calidad Ambiental, patrocinado por el gobierno estadounidense, informó de la presencia de PCB en el 100% de las muestras de espermatozoides humanos. De acuerdo con el artículo publicado en 1979 en el Washington Post,  los PCB son una de las razones principales por las que el recuento promedio de espermatozoides entre los varones estadounidenses es de aproximadamente el 70% en comparación de lo que era hace treinta años. En este mismo artículo se señala también que el 25% de los estudiantes universitarios eran infértiles en ese momento, en comparación con el 0,5% de treinta años antes. La mayoría de los expertos en toxicidad están de acuerdo en  que la fuente principal de contaminación humana proviene del consumo de pescado obtenido de aguas con altas concentraciones de PCB, que se hallan actualmente casi en cualquier lugar. El Organismo de Protección Ambiental calcula que los peces pueden acumular hasta nueve millones de veces la concentración de PCB que se encuentra en el agua en la que viven. También se ha descubierto PCB en peces de las partes más profundas y más lejanas de los océanos del mundo.

Los Pescados y los mariscos son acumuladores naturales de toxinas porque están sumergidos permanentemente en las aguas en las que habitan. Las ostras, almejas, mejillones y los ostiones filtran cuarenta litros de agua cada hora. En un mes, una ostra acumulará toxinas en concentraciones setenta mil veces mayores que la del agua en la que viven. El problema de la contaminación de los alimentos no se resuelve dejando de comer pescado; después de todo, la mitad de los peces atrapados se dán como alimento al ganado. De acuerdo con Diet for a new America de John Robbins, el ganado de Estados Unidos consume más pescado que toda la población humana de todos los países de Europa Occidental. En las pruebas realizadas periódicamente en Estados Unidos se han encontrado huevos y pollos altamente contaminados con PCB después de ser alimentados con pescado contaminado con esta sustancia.

    La toxicidad por mercurio al ingerir pescado es otra conocida fuente de enfermedad. Dos formas de mercurio son las más peligrosas: El azogue y el metilmercurio, que es unas 50 veces más toxico. Aunque la mayoría de las personas están conformes en que el que se acumula en los vegetales es una forma menos tóxica, los expertos aún no llegan a un acuerdo si el de los peces se almacena principalmente en forma de metilmercurio, que es más tóxico. En todo caso, los niños y adultos que en 1953 comieron pescado contaminado por mercurio en la bahía de Minamata (Japón), en 1962 en la ribera del río Agano (Japón), y en otros lugares como Irak, Pakistán, Guatemala, murieron, estuvieron en coma o sufrieron distintos daños cerebrales y neurológicos.

Varios investigadores en Taiwán afirman que han determinado por primera vez que el compuesto de mercurio presente en varios tipos de pescados y mariscos puede dañar las células productoras de insulina en el páncreas. En sus experimentos, Shing-Hwa Liu y sus colegas expusieron al metilmercurio varios cultivos de células beta productoras de insulina. Usaron concentraciones de metilmercurio semejantes a las que las personas consumirían en la carne de pescado por debajo de los límites recomendados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en Inglés) (2).

La contaminación de pescado está ampliamente extendida. De acuerdo con el Doctor Rudolf Ballentine, médicos y dentistas informan acerca de cada vez más casos de toxicidad por mercurio. Los dos principales factores coadyuvantes parecen ser una dieta con un alto consumo de pescado y el uso común de amalgramas de plata-mercurio en las piezas dentales. Por sí solo, el consumo de carne-pescado podría ser suficiente para provocar toxicidad por mercurio. En un artículo publicado en 1976 por la Asociación Médica Canadiense se informó que los indios del norte de Canadá que consumían medio kilo de pescado al día, tenían síntomas de envenenamiento por mercurio.
En un estudio realizado en 1985 en Alemania occidental y en el que participaron 136 personas que consumían periódicamente pescado del río Elbe se encontró una correlación entre las concentraciones de mercurio y pesticidas en sangre y la cantidad consumida de pescado.
En un estudio publicado en Diet and Nutrition Letter de la Universidad de Tufts, se informó que cuanto más pescado del río Michigan comían las embarazadas, tanto más sus bebés mostraban reflejos anormales, debilidad general, respuestas más lentas ante estímulos externos y diversos signos de depresión. Descubrieron que las que comían pescado solo dos o tres veces al mes, habían dado a luz bebés que pesaban entre 255 y 311gr menos en el parto y cuyas cabezas eran más pequeñas (3).
Jacobsen, en un estudio de seguimiento realizado en 1986 y publicado en Child Development, halló una correlación definida entre la cantidad de pescado consumida por las embarazadas y el desarrollo cerebral del niño, incluso si aquellas consumían pescado solo una vez al mes. Este investigador descubrió que cuanto más pescado consumían las gestantes, tanto menor era el CI (coeficiente intelectual) verbal de los niños (4). Estos niños también presentaron puntuaciones inferiores en las pruebas de aptitud escolar entre diecisiete y dieciocho años después. Los niños suelen ser más sensibles a las toxinas y son los principales indicadores de lo que podría estar ocurriéndoles a los adultos en un nivel más sutil. En un estudio sueco realizado en 1983 se descubrió que las leches de las madres en el periodo de lactancia que consumían regularmente pescado graso del mar Báltico tenían concentraciones más altas de PCB y residuos de pesticidas que las personas que consumían carne roja. Además, se demostró que las madres lactovegetarianas presentaban los más bajos residuos de pesticidas en el estudio, en comparación con aquellas que consumían carne. "



Bueno como podéis ver toda esta información da para pensar...

Para los que opten por no comer pescado y les preocupe su fuente de Omega 3, simplemente mencionar que pueden encontrar ácido alfa-linolénico (ALA) en cantidades muy variables en algunas semillas; especialmente aquellas ricas en lípidos, en algunos aceites y en frutos secos. La principal oferta mundial de ALA se encuentra en los aceites de canola (colza y soja, cuyo aporte es bastante limitado si se compara con el contenido de AL (ácido linoleico) de estos aceites. Otras fuentes que contienen ALA son los aceites de aceite de linaza (54%), camelina (38%), perilla (58%), salvia hispánica o chía (65%), salvia sclarea (60%), sacha inchi (46%) y rosa mosqueta (26-37%). Además de los aceites, es importante considerar las semillas de las cuales se extraen estos aceites, ya que algunas de ellas se pueden consumir como tal, la semilla de linaza o la semilla de chía, y algunos frutos secos como la nuez (5%).

Espero que os haya gustado la entrada de hoy y más abajo podéis ver las referencias bibliográficas del artículo. :)

- (1) Aleksandrova, K, Boeing, H., Jenab, M.,et al «Metabolic syndrome and risk of colon and rectal cancer. The European Prospective Investigation into cancer and Nutrition Study» Cancer Prev Res (Phila), 22 de Junio de 2011.
- (2) Czyzyk, A. y Szczepanik, Z. «Diabetes Mellitus and cancer» Eur J Intern Med, Octubre 2000, - 11(5): 245-252
- (3) Vigneri, P., Frasca, F., Sciacca, L., Pandini, G. y Vigneri, R «Diabetes and Cancer». Diciembre de 2009, 16 (4) : 1103-1123.
- (4) Cust, A. E., Kaaks, R., Friedenreich, C., Bonnet, F., et al. «Metabolic syndrome, plasma liquid, lipoprotein and glucose levels and endometrial cancer risk in the European prospective Investigation  into cancer and nutrition EPIC» Septiembre de 2007, 14 (3) : 755-767.

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